Sonríe así

Por Lorena Salmón | 22 de enero 2016
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Así de exagerado,así de grande, así me han mandado a sonreír porque la simple acción de hacerlo disminuye el ritmo cardiaco  y la sensación de estrés; así estemos fingiendo. Sí, si nuestros músculos faciales simulan una sonrisa, nuestro cerebro recibe la señal de que algo bueno está pasando y cambia nuestro estado de ánimo hacia uno más motivado y positivo.

Por eso, sonríe a las personas con las que te cruzas en el camino; a las que son parte de tu rutina; sonríele al extraño, al ajeno. No importa que te baje la mirada, que te conteste: qué miras loca? o que se incomode ( o aparente incomodarse); este simple ejercicio- de sonreír con todos nuestros músculos faciales posibles, enseñando dientes blancos como en comercial de pasta dental- le  ayuda a nuestra alma.

Es como un primer paso hacia el camino de nuestra espiritualidad: darle al mundo nuestra luz a través de una sonrisa.

He aceptado el experimento. Lo he tomado de un amigo que conocí en un workshop de Yoga en Miami. Se llama Tony y ha pasado largos años de su vida estudiando cuál es nuestra misión aquí, cómo funciona nuestra realidad; investigando la energía y nuestra capacidad de ser felices si lo decidimos.

La primera vez que lo vi, tenía justo esa sonrisota que daba paz e inspiraba bondad. Nos hicimos amigos instantáneo y descubrí que era coach espiritual.

Cuando pasé por algunas dificultades a comienzo de año, me acordé de él y acudí a sus consejos. Me recibió y acogió. He estado conversando con él sobre diferentes eventos de mi vida y alrededor, escuchándolo hablar con tanta sabiduría y calma, compartiéndome mucha información valiosa y nutritiva;  que he decidido seguir sus consejos.

Y, cómo no hacerlo cuando la receta del doctor es sonreir, de oreja a oreja, hacia afuera y hacia adentro.  Luego, dice Tony desde un lugar muy frío de Carolina del Norte; poco a poco iremos despertando nuestra magia.

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