Viva la vida

Cuando vas al médico por una molestia y te dice : «te pueden quedar 5 meses de vida como 5 minutos» es como que te absorbiera otra dimensión, te samaquea, te cachetea y cuando te escupe de vuelta a tu mundo piensas «esto no me lo esperaba. ¿Y ahora??”

En otro momento de mi vida hubiera pensado que la vida me estaba dando  un pase libre a hacer todo lo que se me antoje, a que no me preocupe comer toda la chatarra del mundo, o  gastarme toda  mi plata en viajes, o tirarme de paracaídas, y  hacer todas esas cosas que podrían traer consecuencias graves, total, pronto iba a morir.

Pero ese momento de mi vida ya había pasado, ahora yo tenía una familia, una hija de 5 años y un hogar hermoso.

Entonces toda esa energía de comerse al mundo antes de dejarlo para siempre, se convirtió en mi propósito de seguir viviendo.

Cuando se tiene hijos uno afronta la idea de su propia muerte con mucho más miedo porque sabes que dejas un huérfano y eso es devastador.

Así que, en negación total, decidimos buscar segundas, terceras, cuartas opiniones hasta encontrar una que nos satisfaga.

Estaba dispuesta a no morir todavía.

Y llegó EL doctor, MI doctor, no sólo el que me salvó la vida, sino también el que salvó a mi familia, a mi hija, a mi esposo y a nuestro futuro.

Fue un regalo, una segunda oportunidad, y todas esas cosas que quieres hacer cuando la vida te da un pase libre, pues las quería hacer, pero sabiendo que no me iba a morir.

Aprendí a aceptar las consecuencias de vivir la vida al máximo, de cumplir tus sueños, o por lo menos intentarlo, de viajar y quedarte un poco mas pobre pero mas feliz, de tener mas hijos, de tener un perro, de mudarme de país, de regresar, en fin, de vivir.

Ya no hay límites ni  verdades absolutas, solo la premisa de prolongar los períodos de felicidad, sacarle el jugo a la vida, no pensar tanto en el futuro y  recordar el pasado solo cuando sea necesario.

Construir nuestra propia felicidad no es fácil, pero hay que intentarlo cada día y NUNCA morir en el intento.