Tú también, que seas muy feliz.
Por Micaela Llosa | 1 de diciembre 2015Son las 5.50 de la tarde. Estoy sentada en mi oficina con la luz fluorescente del foco ahorrador y las voces del vecino y su amiga que parece que la están pasando recontra bien.
Estoy despierta desde la 1.30am y metida en un auto desde las 4.30am. Vine de Jangas a Lima después de haber estado una semana en la sierra sin señal.
He dado la vuelta al Callejón, trepado al refugio Contra Hierba, visitado a mi amigo Marino en el hospital y meditado al amanecer con la luna a un costado y el sol al otro.
Le pedà a mis amigas más cercanas ropa y juguetes que sus hijos ya no usen y que estén en buen estado porque tengo una familia a la que siempre visito cuando voy a Conchucos. Para llegar a Rayan, el pueblo donde están ellas, hay que cruzar un cerro y es para mi, un esfuerzo. Decidà esta vez ir sola, sentir un poco el miedo de lo desconocido, cansarme y agitarme por la altura es parte de la aventura. La mente descansa cuando el cuerpo esta en movimiento y dejar de pensar hace bien.
La primera parada esta en el colegio a donde llegue de sorpresa con la mochila que pesaba por los juguetes. La emoción que me regalan al verme me recarga de energÃa y estoy lista para subir un poco más e ir todos juntos a la casa de mis amigas para jugar un poco mata gente con una pelota deshinflada, a los jackses con piedritas y regalarles un poco de mi cariño. Nos mojó la lluvia, nos granizó un poquito y luego salió el sol.
PodrÃa describir cada detalle de lo vivido estos dÃas, pero eso me lo quedo para mi. Hay que desconectarse para volver a conectarse. Salir de nuestra zona de confort hace bien, es como una medicina natural que al comienzo cuesta pasar, pero que luego sana y revitaliza.
Tú también, que seas muy feliz. =)
Tags: desconexión, naturaleza
Qué lindos rostros 🙂 De hecho ese es el mejor recuerdo que uno se puede llevas, la gratificación de hacer feliz a los demas. Felicitaciones.