quiero comer mejor

Reconozco que en varios momentos de mi vida, esta frase ha sido como un mantra, un tema habitual de conversación e incluso, un anhelo permanente en mi lista de deseos cada fin de año. Es que, a pesar de ser nutricionista y tener los conceptos claros y un interés permanente por conocer nuevos alimentos y preparaciones que aporten a una buena salud; mi lado goloso y amante de la comida, como el que tienen muchos, me hacen a veces jugar una mala pasada en el camino por mantener mis buenos hábitos, más aún en momentos de disfrute como son las vacaciones.

El déficit de nutrientes importantes como las vitaminas, proteínas, grasas vegetales y minerales, la falta de fibra y agua, a cambio de exceso de grasas poco saludables, carbohidratos, azúcares simples y sodio, entre otros, transforman a un cuerpo saludable y vital en un cuerpo cansado, pesado y más propenso a enfermar. Es esta sensación, que se hace consciente al sentir al cuerpo con todos nuestros sentidos, que me hace click para parar, tomar conciencia y volver a los brazos de una sana alimentación.

Lo importante es que, a pesar de cualquier desajuste e improvisó que haga empeorar el cómo nos alimentamos, sea el mantener una buena salud, reflejo de amor propio, el noble propósito que nos mueva a comer mejor a lo largo del tiempo, más aún si el desarrollo en el que vivimos permite que las expectativas de vida aumenten. ¿Qué mejor que vivir la mayor cantidad de años, sanos y vitales, en esta vida, que es una? Un motivo más que suficiente para abrazar

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