Lo que aprendí este año

Por Lorena Salmón | 22 de diciembre 2015
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Ilustración Vero Gatti

-Aprendí que podemos estar solos  y no morirnos en el intento. Le había tenido temor a la soledad todo el tiempo, los días largos y los minutos infinitos, eran un terror que debía de llenar o por los que me lamentaba cada vez que mi marido me llamaba  a la casa y yo me quejaba: siempre estoy solita.

Ahora lleno esos mismos vacíos pintando cuadernos de colores para adultos, no pienso, me esfuerzo, y me he dado cuenta que saco la lengua pintando. Ahora que mis hijos están de vacaciones y mi cerebro sigue en modo colegio, me despierto a las 6 de la mañana y me pongo a colorear: sólo pienso en cuál será mi nueva inversión de cajas de colores y no más en soledad.

.- Aprendí que la queja sólo resta, nunca suma, que si gastamos nuestra energía quejándonos en vez de pensar en cómo podemos cambiar lo que nos incomoda o molesta, podríamos pasarnos la vida quejándonos. Recuerdo de niña, tenía una tía de cariño con la que hacía movilidad y desde que me subía a su carro la veía, despeinada, fumando un cigarro, quejándose de todo. ¨Nunca seré así¨, pensé. Lamentablemente tuve una proyección fallida: me he quejado desde que lloré al primer contacto con la humanidad hasta hace poco. Por todo o por nada. Por lo que me faltaba o por lo que no tenía.

Basta. Los únicos responsables de nuestra felicidad somos nosotros mismos y no creo que a punto de quejas, podamos lograr nada.

-Aprendí que nunca debemos dar por sentado nada  y que sí, la vida da vueltas: por eso siempre debemos ser agradecidos por lo bueno y lo malo, por las experiencias duras, por las lágrimas.  Cuando comencé mi marca de ropa pensé que sería un éxito que se vendería como pan caliente y todavía sigo pagando dinero de impuestos y guardando buzos que no sé qué hacer con ellos.

Por otro lado emprendí un proyecto , que es éste, con una persona que jamás se me había ocurrido,  y dejé de lado cualquier tipo de miedo.

-Aprendí que el miedo paraliza y enferma y no podemos dejarnos vencer por él: nunca evitar saber, la información es valiosa y por más que duela y paralice conocer una verdad, sea cual fuera, es mejor caminar sobre un territorio que conocemos que sobre superficies desconocidas.

El otro día por primera vez en mi vida, hice un voluntariado, en un hospital: cuando estaba en la puerta me dijeron, te esperabamos en la zona de quemados. Por favor no, pensé yo.  tenía miedo de  cuál sería mi reacción en una situación así: si lloro cuando veo un niño en la esquina haciendo malabares….  Estaba con mis dos hijos y no tenía otra opción que evadir ese miedo, sentirme más fuerte que nunca y evitar llorar. Y , saben qué, no lo hice. Cuándo les pregunté a mis hijos sobre si estuvieron tristes me dijeron que no: que se sintieron súper bien, dando.

Así que la mejor lección que aprendí este año es dejar de ver a mi ombligo y ver más allá de lo evidente: hay que dar siempre que se pueda. O como diría un genio; si estás bien, yo también.

 

 

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4 Responses to “Lo que aprendí este año”

  1. Angélica dice:

    No es bueno guardar cosas, según el Feng Shui, si tienes ropa que no sabes qué hacer con ella, mejor regalarla.

  2. MARIA ELENA MUÑOZ GUTIERREZ dice:

    Y te leo todos los domingos, al comienzo pensé bah una columna de modas…que de interesante puede tener? sin embargo un domingo te leí y me encantó el enfoque y la sencillez con que expresas tus sentimientos aún a través de algo tan frívolo como la moda. Una vez más la vida me enseñó que no se debe juzgar nada. Siempre aprendiendo, siempre creciendo…eso es lo que trato, espero seguir con ese afán hasta el fin de mis días. Ten una linda Navidad y que siempre tengas la mente, el corazón y el alma abiertos a toda señal, enseñanza…

  3. Kitty dice:

    Siempre me he quejado, creía que era una forma de desfogue, pero ahora me dijeron que no me aguantan por eso. Quizás no lo vi como tú describes, siempre di todo por sentado, ahora que termino la universidad y debo buscar trabajo, hacer la tesis y todas esas cosas, me da miedo. No sé que hacer, sin embargo esta entrada me gusta mucho y espero uno de estos días tener claridad para saber que hacer.
    PD: Consejos serán aceptados 😀

  4. Rebeca dice:

    Yo también me quejaba todo el día, hasta que me di cuenta de que mis quejas se empezaron a hacer realidad. Ahora cuando veo a alguien quejarse me recuerda cómo no quiero volver a ser. Tengo un diario de agradecimiento y trato de dar gracias por todo 🙂

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