Gonzalo Ladines: películas que me hacen feliz
Por Lorena Salmón | 15 de diciembre 2015El Ladrón de Orquídeas (Adaptation, Spike Jonze, 2002)
Como guionista, ver esta película es una experiencia enriquecedora. Charlie Kaufman, un verdadero escritor interpretado por Nicolas Cage, se enfrenta a una gran odisea personal al intentar adaptar un libro. Una narración que juega entre los límites entre la realidad y la ficción, tanto así que Donald Kaufman, el hermano ficticio de Charlie, fue nominado al Óscar por esta adaptación cinematográfica del libro de Susan Orlean.
Annie Hall (Woody Allen, 1977)
Una atípica comedia romántica: Allen deconstruye una neurótica relación de pareja, haciendo idas y vueltas del presente al pasado y utilizando del testimonial al dibujo animado. Fresca, sincera y muy cercana, Allen renovó el género y me motivó a seguir escribiendo. Definitivamente una de las películas que más veces he visto en mi vida.
Banda Aparte (Bande à Part, Jean-Luc Godard, 1964)
Dos bandidos que convencen a la bella Anna Karina para cometer un robo. Podría ser sólo una simple historia de crimen, pero Godard no pierde la oportunidad de jugar con el lenguaje y burlarse de su propia historia. Una escena que me cambió la vida: los protagonistas se cansan de hablar, piden un minuto de silencio y toda la banda sonora desparece por un buen rato mientras ellos se miran las caras.
¿Y dónde está el piloto? (Airplane!, Abrahams, Zucker, Zucker)
Otra de las comedias que más he visto en la vida, la primera vez: en el La Gran Premiere del Canal 9. Un ex piloto de guerra se enfrenta a sus temores cuando la tripulación y los pasajeros se intoxican con el pescado. Lo peor de todo es que tiene “problemas con el trago”: siempre que trata de tomarlo, se le derrama. Absurdo y ridículo al máximo.
Antes del Amanecer (y sus secuelas) (Before Sunrise, Richard Linlater, 1995)
¿Quién no ha soñado con irse de viaje a tierras extrañas y conocer a la persona que podría ser el amor de tu vida? Bueno, de eso trata la trilogía de Linklater. Cada una de estas películas transcurre nueve años después de la otra, contándonos cómo crecen los personajes interpretados por Julie Delpy y Ethan Hawke, muy parecido a lo que hizo Truffaut con su personaje de “Los 400 golpes”. Durante los años, los personajes y las mismas películas cambian, pero sin perder esa naturalidad y nostalgia que las sustenta.