Disfrutando del silencio, mi silencio
Por Lorena Salmón | 22 de diciembre 2015
Mi búsqueda espiritual comenzó en el cole, cuando me di cuenta que por preguntar demasiado en el curso de religión no sólo me terminaban jalando sino porque la respuesta de mi profe al no saber qué responder, era una sola: “Es cuestión de fe Murillo”.
¿Qué es la fe? ¿Cómo la consigo? ¿Será posible andar por la vida sin tenerla? Todas estas preguntas a los 14 no me hicieron el camino fácil. Sin embargo, tuve la suerte de creer en cada una de mis dudas y en insistir en la posibilidad de que no existe un solo camino para manifestar nuestro espíritu. El primer milagro que yo experimenté en la vida fue aquella vez que mi madre me consiguió una cita con un cura Jesuita. “A él explícale cómo te sientes. Él te ayudará a tener fe hijita”, me dijo mi madre.
Llegué yo a la “consulta” con mi voluntad marchita. El descubrir que aquel sacerdote entendió a la perfección mi sensación de sentirme constantemente errada por cuestionar el contexto en el que crecí en mi búsqueda espiritual fue un gran respiro. Su respuesta la recuerdo como si me la hubiera dicho ayer: “La fe no es para todos Claudia. Y no está mal no tener fe. No está mal no creer en Dios como te lo han presentado. Hay caminos diferentes que pueden acercarte a tu Dios, a tu crecimiento espiritual. Y por lo que puedo ver en ti, el Budismo podría resultarte interesante”.
Llegué a casa sintiendo un alivio profundo como el océano. No estaba mal ser diferente. No estaba mal cuestionarme. No estaba mal no creer en Dios. En su Dios. En el Dios de todos a los que yo conocía por aquel entonces. Pero el budismo… ¿Qué es ser Budista? ¿Buda? ¿Es otro Dios?…Uf…Ahora tenía mucho más por investigar.
Mi conexión con el Budismo se hizo real a los 21 años. Caí por el consejo de una gran amiga en mi primera charla budista, con el primer Lama que vi en la vida. Sin darme cuenta aquel mismo día tomé refugio, que es no sólo recibir una bendición por parte del maestro, sino generar un compromiso real en la práctica del Dharma (de la enseñanza budista en este caso). Sucedió la magia que estuve esperando hace muchos años. Por fin entendía lo que un maestro espiritual trataba de decirme. Lo sentía en el fondo de mi corazón. Confiaba en cada una de sus palabras. Sobre todo porque el Budismo no necesita de la fe…sino de tu propia investigación. Pude entonces construir mi fe estudiando, meditando, auto investigándome, reconociéndome, respetando el proceso de búsqueda de mí ser espiritual.
El budista no busca hacerte budista. Sólo que te hagas cargo de ti mismo. De las semillas que plantas y de la energía que pones en marcha. La motivación se convirtió en mi Dios. ¿Cuál era mi motivación? ¿Cuáles serían las consecuencias de mis acciones, de mis pensamientos, de mis sentimientos?
Asistí a uno y varios retiros de meditación con varias escuelas budistas. Cada una magnífica en su esencia. Grupos de practicantes que con profundo respeto me dieron el espacio necesario para aprender de ellos y para poder conectarme conmigo.
Luego de muchos años de buscar a mi Lama, a este ser en el cual confiaría en este camino, lo encontré. Y debo decir que tener un guía en el crecimiento espiritual es una bendición infinita. De él he aprendido mucho de mí. Y creo que uno de los momentos más importantes que pasé a su lado fue un retiro de meditación en silencio de 30 días que hicimos en un Monasterio Budista en una montaña maravillosa a una hora de Barcelona.
Debo admitir que cuando él me lo propuso pensé que se había vuelto loco. ¿Yo 30 días meditando sin poder salir de un Monasterio, encima en silencio la mayor parte del tiempo? ¿Qué pasaría si quisiera salir de ahí corriendo? No, no habría forma de que yo pudiera, me lo repetí una y mil veces.
Luego fui testigo de cómo se hacen los milagros y como los caminos se abren como el caudal de los ríos cuando uno tiene que experimentar su propio crecimiento. Pasé un mes entero de retiro. Un mes sin hablar con los amigos, con la familia. Un mes sin internet, sí, sin facebook, whatsapp y demás. Un mes en contacto sólo conmigo.
Si puedo resumir todo en una sola palabra sería: GRACIAS. Gracias a mi misma por la valentía de asumirme. Por darme el espacio y el tiempo necesario para reconocer y sanar las heriditas que vamos haciéndonos a lo largo de la vida. Gracias a mi Lama por hacerme sentir segura y confiar en mi propia fortaleza. Y gracias también al resto de personas que como yo buscaban amarse de un modo real.
No puedo decir que fue fácil. No, al contrario, fue durísimo. Sobre todo la primera semana en la que uno dejar de ponerse excusas para no estar con uno mismo. Esa primera semana en la que confías más en el ruido externo que en tu propio ruido. Esos días en los que crees que eres sumamente débil y que no tienes por qué pasar por esto. Vamos, siete horas y media de meditación al día por treinta días me destruirían física y emocionalmente.
Es entonces cuando sucede la magia. Tú magia, que es encontrar tu ser humilde. Es el momento en el que te rindes ante el proceso con confianza, con un profundo amor hacia ti y hacia todos los seres. Porque eres consciente que irradias lo que llevas adentro. El silencio externo es muy importante para oírte. No hay manera de distraerte de ti mismo y mientras pasan los días menos información de afuera necesitas.
Cuando acabé el retiro, a pesar de lo mucho que me dolía el cuerpo, la sensación de expansión libre de ego que experimentas es profundamente sanadora. Ahora sí sabía quién era la guerrera, la luz y la sombra que habitaban y habitan adentro mío. Porque es importante saber también que la oscuridad y la luz son también tu propia creación. Nada más bello que aceptar la vida desde tu lado más sublime. Sin miedo.
Tengo 57 años y sigo en esa búsqueda!!! Dame datos, por favor, también he ido a alguna reunión budista pero no tuve la suerte de engancharme porque lo que más hicieron fue cantos en un idioma que no conozco y sin saber qué decía imposible identificarme. Soy una "rebelde" que no acepta las cosas que le dicen sólo porque sí, que no acepta al Dios de la mayoría, castigador, director de mi vida y no porque no crea en un ser superior y grande sino porque quiero ser responsable de mi vida, creo que Dios ya me dió bastante con la vida y el libre albedrío. Hasta ahora no encuentro un guía espiritual que me ayude, que me guíe. Si tienes alguna data, bienvenida sea!!! Felicidades por lo hallado y que siga tu crecimiento y evolución. Namasté!!
Murillo color amarillo, un lujo leerte.
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