Chispas de libertad

Por Lorena Salmón | 26 de octubre 2016
Sin Comentarios

Por Jean Pierre Boto

¿Y si hacemos de la libertad nuestra gran meta en la vida?

Cuando daba por hecho mi libertad, y supuestamente vivía «libre», no tenía ni idea de tantos condicionamientos, creencias y tonterías existían en mi mente, convenciéndome de vivir de manera muy alejada de la libertad.
¡Lo que la gente opina de nosotros! ¡cómo debo ser para que el mundo me acepte! ¡qué hago para encajar en la sociedad!
Me di cuenta cuánto me juzgaba a la gente y sobre todo a mí mismo.
Todos estamos viviendo millones de cosas distintas y tendemos a ver la vida de acuerdo a nuestras creencias sin importar si son “buenas o malas” las asumimos como verdad y quien haga lo contrario provoca en nosotros la necesidad de juzgar. Recordemos que todo lo que vemos es realmente una interpretación del mundo, no es la verdad en sí. Vemos la vida como somos, no como es.
Pero entendamos que es en nosotros donde se genera eso no en los demás. Criticamos lo que vemos en los demás porque es más fácil ver el error en el otro, pero lo que verdaderamente pasa es que ello nos recuerda algo que no nos gusta o no aceptamos de nosotros mismos.
Pero nos desgasta. Criticar y juzgar te quita energía, y eres tú mismo despilfarrando esa energía. Y encima al darle importancia, le das más fuerza.
Una de las prácticas diarias de libertad, que se han convertido en un ritual para mí es la práctica de NO JUZGAR. Siempre lo oímos en clases de yoga, en post de Facebook, lo repiten los Lamas y hasta Kunf Fu Panda, ¿pero cómo se hace eso en la vida real?
Lo complejo puede ser simple.
Cada vez que te ampayes juzgando los actos, el físico o la forma de ser de cualquier persona (CUALQUIERA, INCLUIDO LOS POLÍTICOS, LOS FARANDULEROS Y CLARO, TÚ) respira profundo, suave y natural y ya en calma, repítete a ti misma(o):
Perdón (inhala), no fue mi intención, fue un condicionamiento de mi mente que se repite por años (exhala)
Lo siento (inhala), no conozco tu historia, no conozco tu experiencia, mi pensamiento fue automático (exhala)
Te siento (inhala) lo que tú hagas depende de ti y de lo que hayas vivido yo no soy nadie para criticar, juzgar y condicionar tus actos (exhala).
Gracias (inhala) me acepto a mí mismo con todo lo que acabo de hacer y no me enredo ni me juzgo y empiezo de nuevo.
Somos uno (inhala) reconocí a través de ti toda la energía que yo mismo me quito, te la voy a ofrecer para darte toda la luz que necesitamos juntos para ver todo con más claridad (exhala).
Tu energía y paz mental son nuestro mayor tesoro y no se pueden comprar, se requiere poner nuestra conciencia en práctica y darnos amor y paciencia cada día. Cada vez que sientas la necesidad de juzgar algo, ¡atenta(o)! mantente neutral, recuerda estas palabras y utiliza toda la energía que vas a generar en transformarte tú y convertirte en alguien que se vuelve una luz para sí misma y para los que te rodean.

 

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