Catarsis, todas la necesitamos

Por admin_feliz | 24 de septiembre 2015
2 Comentarios

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Por JESSICA VEGA PUCH

Me gusta la palabra Delirante.
Mis delirios me acompañan todos los días.
Son la fuerza detrás de mis proyectos, de mi escritura, y de mi creatividad.
Son la columna vertebral de mi vida y mi ADN existencial. Son las bases para mis planes futuros y la energía para luchar y seguir con mi interminable búsqueda de encontrar paz.

Pero, he aprendido que a algunos los necesito, y a otros: Los debo matar.
Paradoja desorbitante que me ha tardado años entender.

Creo que necesitamos darle vida a nuestros delirios, para luego escoger cuáles deben vivir y cuáles deben morir. Pero para poder verlos, hay que darles vida, no dejar que se queden adentro. Hay que eyacularlos. Sacarlos. Expresarlos. Solo así los podemos observar de cerca y entenderlos; realmente entenderlos.

Debemos dejar morir a esa parte nuestra que ya no nos sirve.

Es esa la más gran conclusión a la que he llegado en esta búsqueda implacable por la paz mental en la que ando hace años.
Para mi la paz mental equivale a la reconciliación de mis tantas ambivalencias y mis conflictos interiores.
Y con el tiempo he llegado a entender que expresar, botar y limpiar mi interior todos los días es fundamental para alcanzarla…cosa que logro a través de mis Catarsis :
Una especie de higiene menta, que me salva (sobretodo en mis peores momentos).

La catarsis es para mi una liberación.
Un estado que arrasa con la confusión y te aterriza en la claridad, en el punto que superas «eso» y vuelves a la línea de partida: a la espera de otro comienzo.

He hecho catarsis yendo al psicólogo durante años.
He hecho catarsis llorando sola.
He hecho catarsis a través de varios medios autodestructivos.
Pero finalmente aprendí – tras años de ensayo-error-ensayo-error, que puedo hacer catarsis de maneras saludables, que no me hagan daño ni a mi, ni a nadie más.

La catarsis: Esa descarga afectiva, esa purga, esa limpieza en la que te deshaces de todos los pensamientos, recuerdos, suposiciones, sensaciones, y emociones que no te sirven…y llegas a ese estado de alivio.

Y es que si uno no vacía el vaso, ¿Cómo se va a llenar de algo nuevo?

Una vez una maestra de la vida me dijo:
«Dios nos hizo agujerados para no morirnos reventados.»

Y esa frase me hace sentido hoy más que nunca.
Por eso, les presento mis 5 maneras de hacer Catarsis, esas que alivian mis padecimientos y me regalan una nueva oportunidad.

«Que la mujer someta nunca los placeres más grandes de su ambivalencia a los más simples de la aceptación.»

1. Escribir
Escribir me permite gritar (sin gritar) y eyacular todas mis frustraciones, todos mis miedos y todos mis recuerdos tristes….y me aleja de esa desesperanza que a veces te agarra

Al describir como te sientes en papel, automáticamente ordenas tu mente y los pensamientos bajan su velocidad. Esto hace que la tristeza/ansiedad/miedo/angustia se reduzca por default. Y esto te permite pensar con más claridad y objetividad.

La felicidad es un estado de conciencia ordenado.
Por eso es tan importante dirigir la mente.
Si es que no la diriges se va por otros lados; se desordena.
Escribe y dirigirás tu mente.

2. Hacer el amor
Es una experiencia tridimensional, desbordante, sísmica, donde tu desinhibición aumenta la conexión entre los 2. Expresas toda esa parte que a veces escondes de el mundo social. Es el lugar para soltar t-o-d-a tu locura, toda tu animalidad, tus pulsiones más salvajes e incoherentes e íntimas.
El resultado es una apertura que te lleva a estados de descarga y placer desmesurado.
Y esa descarga consigue una ligereza absoluta; siento que floto.
Es como limpiarte de toda la densidad con la que cargas, y quedarte ligerito de nuevo…una ligereza reconstituyente que te da los ánimos necesarios para seguir empujando los proyectos en tu vida.
Los franceses llaman al orgasmo «La petite mort», y es que es cierto; es una pequeña muerte que te permite volver a la a vida con más fuerza. Es un re-nacimiento.

3. Hacer Yoga
El Yoga te permite explorar tu cuerpo y la relación que tiene con tu mente.
Estamos acostumbrados a ver el cuerpo y la mente como dos cosas separadas, pero no están divididas…y funcionan de la mano. Cuerpo y mente son una sola cosa.
Si tu cuerpo no está profundamente sosegado, tu mente tampoco puede estarlo.
Y es más fácil empezar por el cuerpo, porque es la envoltura más externa.
Puedes calmar tu mente a través de tu cuerpo. Me tomo muchas clases de Yoga después entenderlo. Es algo que no entiendes si te lo explican, es algo que entiendes solamente sintiéndolo tu; con Tu propia experiencia.
Si puedes lograr la tranquilidad del cuerpo, te darás cuenta que la mente se ordena.

El Yoga te enseña cómo estar aquí y ahora, cómo olvidar el pasado y el futuro;
te ancla al momento presente y te permite permanecer solo ahí.
Y por supuesto: la respiración es la clave.
Recordatorio constante que: No eres tu mente, no eres tus pensamientos.

4. Hablar
Cuando todo deja de tener sentido, sé que tengo que hablar con alguien más.
Ese parloteo mental debe ser compartido con alguien.
El cansancio de ser uno mismo. La frustración de no poder ver más allá de nuestros propios pensamientos. Es en ese momento que debemos aceptar estar atrapados en un espiral y recurrir a otra mente. Hasta un completo extraño te salva.

Siempre se puede llegar a ver las cosas de nuevos ángulos. Solo hay que encontrar personas que te abran los ojos, los oídos, la nariz y todos los sentidos. Cuando encuentres a esas personas, no las sueltes.

5. Nadar calata en el mar o el río

Hay algo sobre la desnudez que me hace sentir tan viva, tan libre y tan feliz…pero que todavía no puedo descifrar cómo funciona.

Hay algo sobre el agua, sobre el mar y el río, que me da paz y que me saca de todo estado de ofuscación.

El otro día estaba en la selva de Tarapoto solita en el río nadando calata y me decía a mi misma: No necesito nada más para ser feliz que esto.

Y por supuesto nadar en el mar, o hacer Paddle, y remar y remar, e irte hasta fondo de el mar, y quedarte ahí sentado, respirando, contemplando, completamente rodeado de SOLO mar. Eso te renueva. De manera misteriosa, lo consigue…como si el agua fuera capaz de llevarse las penas y vaciarte la mochila de las emociones pesadas.



2 Responses to “Catarsis, todas la necesitamos”

  1. PUHEROCK dice:

    siii, de lo ùltimo, ver el mar un rato tambièn hace lo mismo.

  2. Jovita dice:

    Me ha gustado muchisimo tu escrito. Esta mañana me levanté pensando que necesito claridad y despejar mi mente y al leerte me sentí reconocida.
    Gracias por compartir tu escrito

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