Adoptar un hijo y ser ¿feliz?

Por admin_feliz | 4 de noviembre 2015
8 Comentarios

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A menudo cuando la gente recién nos conoce y ve a nuestros hijos por primera vez, con algo de intriga nos hace una pregunta que bien podría haber salido de las líneas del cuento de la Caperucita Roja : ¿»y por qué tienen esos ojos tan grandessssss?
Al responder con una ligera sonrisa que son nuestros hijos adoptivos, es casi seguro que nuestra poca esperada respuesta les causa reacciones diversas.

Para muchos que no la veían venir, una mezcla de asombro sumada a la incomodidad de haber preguntado sin querer queriendo algo cuya respuesta iba más allá de lo esperando.

Otros menos ingenuos, podrían estar confirmando su «lo sospeché desde un principio…”, a pesar que hoy en día, ya no es tan inusual encontrar parejas multiraciales que tengan de inga o mandinga.

Y para algunos pocos, el haberles confiado que somos padres adoptivos, les da la equivocada idea que somos una especie de superhéroes, elevados en pedestal con capa en cuello y antifaz rescatando niños y salvando al mundo. Nada más alejado de la realidad.

Con esta revelación llega la segunda gran pregunta, la incógnita que surge cuando se menciona la palabra “adopción”:
¿Se puede?
¿Se puede querer a un hijo adoptivo tanto como a uno biológico?
¿Se les puede amar incondicionalmente aún cuando sabes poco o nada de su pasado y menos aún como serán en un futuro cuando vayan creciendo?
El gran miedo a lo desconocido…

Es una pregunta que hace unos años atrás yo misma me hice cuando supe que unos amigos nuestros, habían adoptado a su hijo.
La vida luego se encargó de darme esa respuesta, cuando me encontré parada en esos mismos zapatos.
Cuando el universo conspiró a nuestro favor y nos entregó a nuestros hijos y sobrepusimos la alegría de su llegada a los miedos y dudas. Cuando decidimos acobijarlos con AMOR. Esa palabra de 4 letras que ha sido nuestro motor para todas las decisiones importantes que hemos hecho en la vida.

Un amor que se alimentó de a poquitos, con las cosas simples de la vida y que fue sanando las heridas que ambos teníamos por remendar.
Haciéndose cada vez más grande, conforme pasaban las hojas del calendario.
Con cada experiencia de esas mágicas primeras veces y tantas otras en las que fuimos conociéndonos, aprendiendo, y creciendo juntos.
Con cada momento vivido que nuestra memoria fotografió para convertirlos en nuestros más preciados recuerdos.
Con la convivencia del día a día, con nuestros errores y aciertos, matizados por muchos días alegres de sol, algunos otros de lluvia, y tambien aquellos con truenos y relámpagos, de noches negras donde piensas por qué las cosas no salen como tú quieres, que tu paciencia explota hasta hacerse nada, que te cuestionas el no estar a la altura de las circunstancias, ni de saber darles lo que crees que necesitan.
Luego llega la calma, sale el arcoiris y vuelven los días de sol.

De eso se alimentó y se sigue alimentando nuestro Amor. No se mide, no se pesa, no se compara. Simplemente existe…

En algún momento del camino, no vuelves a pensar más en ellos como hijos adoptivos, simplemente se transforman en tus hijos, así a secas.
Son hijos que no llevan el color de tu piel, ni los rasgos de tus ancestros, pero te dicen mamá y papá, y para ellos lo eres todo.
Son hijos cuyo destino era elegirte entre todos los seres del universo asi como uno también elige aceptarlos con la mochila emocional que traen a cuestas, con el paquete completo.
Son hijos que llegan con una sed tremenda de sentirse queridos, pequeñas esponjas de amor, y se encuentran convenientemente con quienes estamos con esa necesidad también desesperada de darlo.
Son hijos que te necesitan, te reclaman, te estiran los brazos, te regalan mimos, miradas y las sonrisas más puras.
Hijos que buscan tu consuelo, tu tiempo, tu perdón, tu sabiduría, que copian tus gestos, repiten tus palabras y cuestionan tus decisiones.
Hijos que llenan el vacío que la naturaleza por propia voluntad no pudo llenar, pero lo llenan tanto que luego ni te acuerdas de todo ese largo camino que tuviste que recorrer para llegar hasta ellos, pero no olvidas a todos esos seres valiosos que conociste en ese camino, para ser la persona que hoy eres.
Hijos a los que quisieras siempre darles una vida finalmente feliz para borrar la memoria de su propio dolor.

Son hijos que la vida te presta, para que los anides, los cuides, les alimentes el cuerpo y el alma y luego los dejes volar con alas propias, aunque eso signifique que luego quieran volar en búsqueda de sus verdadero origen y te duela el corazón. Y a la vez comprendas y aceptes que esa búsqueda es parte de su historia.
Se convierten en tus pequeños maestros, tu propio reflejo en version miniatura. Tu mejor proyecto a largo plazo.

Cuando aveces por las noches, la casa está calma y me quedo en la soledad con mis pensamientos, después de un largo día, cansada, pienso que la profesión más difícil que me ha tocado ejercer y que además elegí por voluntad propia, fue la de ser mamá y el de criar. Como dice aquel viejo refrán: «La ignorancia es atrevida”, no sabía en lo que me metía…

Pero luego viene a mi mente algo que me dijo mi hijo, que aún es pequeño, pero tiene una sensibilidad enorme y al cual ya hemos comenzado a contarle la verdad sobre su origen. Mientras caminabamos de la mano por la calle, inesperadamente volteó y me dijo: “Mamá, cuando yo vuelva a ser bebe y esté en la barriga de esa señorita, quiero que te encuentre, ya mamá? que siempre te encuentre a ti…¨.

Y con ese pensamiento que ha calado hondo en mi corazón, me recargo de energías y de Amor. Me abraza la certeza que todo lo que vivimos no fue casualidad, tenía que pasar porque ellos estaban al final del camino esperando cruzarnos, para seguir caminando agarrados de la mano, hasta donde ellos quieran, hasta donde Dios me lo permita…



8 Responses to “Adoptar un hijo y ser ¿feliz?”

  1. Jenny dice:

    hermoso testimonio, lloré…

  2. Ariana dice:

    tus hijos sabran ,cuando sean grandes que son adoptados??
    si la respuesta es afirmativa , porque ??
    estoy en una disyuntiva , tengo dos años de casada, mi esposo y yo estamos locos por tener un bebe, apesar de que no me cuido , es mas jamas me cuide, aun no logro embarazarme , pero estamos abiertos a todo , incluso a adoptar, mi esposo me dice si adoptamos , quiero que nuestro hijo , cuando ya tenga uso de razon, sepa que es adoptado, algo que yo no comparto, porque seria quiza descuadrar su vida, una vida hermosa .
    Respondiendo a la pregunta se puede amar igual a alguien que no es tu sangre, te dire que si, mi ultima hermanita, fue criada por mis padres, mi otra hermana y yo adoramos a esta niña que ya tiene 25 años jeje, es nuestra hermanita peque, la cuidamos mucho .

  3. U. dice:

    Gracias por tu testimonio. Pensé que contarías el proceso, a qué edad los adoptaste, si fue un proceso legal muy difícil, etc… Pero me quedo tan satisfecha por lo que he leído que te agradezco mucho.

  4. Laura. dice:

    Qué hermoso testimonio! Pocos son los que tienen esa valentía y ese amor para ser padres por convicción y no por obligación.

  5. Carla dice:

    Muy lindo testimonio <3

  6. KD dice:

    La primera vez que lo leí, supe que eras tú! Los quiero mucho, besis a los 4

  7. Luly dice:

    Brava !! Come donna, mamma ed scritrice, un bacio grande.

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