Y si la vida te diera a elegir? (Por Vanessa Vazques)

El 18 de octubre de 2013, mi mejor amiga Jessica y yo acabábamos de implementar nuestra primera biblioteca en un colegio llamado “Mi Nuevo Perú” y con eso nacía oficialmente Juguete Pendiente, una iniciativa que buscaba darle espacios lúdicos a niños con el único fin de devolverles la infancia que les había sido robada porque tuvieron que crecer rápido, demasiado rápido.
Era la primera vez que me enfrentaba a una realidad tan distinta a la mía y no sabía cómo hacerlo, cómo hablar, cómo comportarme e incluso cómo sonreír porque a diferencia de lo que todos pudieron pensar tenía miedo de observar, sentir con el corazón y entregarme por completo a esos niños y adolescentes que me miraban con ojos llenos de esperanza y un agradecimiento tácito.
Recuerdo sentimientos encontrados que solo podría relacionar con antónimos porque hay muchas cosas que no entendía y prefería no entender, pero también sé que sentí un compromiso gigante con ese colegio que albergaba a más de 450 alumnos en situación de riesgo el cual poseía un nombre desafiante al prometer un nuevo Perú.
Las semanas pasaron y comenzamos a pensar cómo hacer para ayudar a reconstruir un colegio que tenía muchos problemas dentro, cómo hacer que María, Fernando y Sebastián pudieran sentirse felices y cómodos en un lugar que no poseía salubridad y cuyos salones no tenían las condiciones necesarias para que reciban una educación de calidad entonces, tocamos muchas puertas hasta que logramos que varios grupos de voluntariado se sumaran y nos ayudaran a reconstruir de a pocos los baños para las niñas de primaria, los salones de secundaria, el laboratorio de ciencias para que las clases puedan ser teóricas y prácticas, estaciones de reciclaje de vidrio y papel para que lo puedan reutilizar dentro de los cursos de arte o ciencias para luego desarrollar talleres por si no logran tener acceso a una educación superior si tengan un oficio el cual les sirva para desarrollarse como profesionales.
El camino es sumamente largo y sabemos que nos tomará muchos meses e inclusive años desarrollarlo pero no nos quedamos con los brazos cruzados. Hace un par de días mientras contaba mi experiencia en un HangOut y hablaba acerca de los alumnos, algunos me dijo: – Es lo que les tocó – y yo les pregunté: – ¿Y qué es lo que nos toca a nosotros? ¿Seguir indiferentes a una realidad latente y cercana? – sin recibir ninguna respuesta coherente.
Y es que hay días en los cuales la vida te sorprende y te llena de alegría, sorpresas, risas y mucho amor en los cuales dejamos todo de lado y somos simplemente personas que sin conocernos sabemos que estamos conectados, que fluimos en la misma sintonía y que nos orientamos hacia un mismo fin y no necesitamos palabras para sentirnos felices y saber que le hemos encontrado el sentido a muchas cosas y comenzamos a cambiar nuestras vidas y las de los otros sin darnos cuenta que poco a poco comenzamos a cambiar el mundo.
Hace unos días, decidimos regalarle una fiesta de promoción a los alumnos de quinto año de secundaria con el único fin de que cierren una etapa en sus vidas y le den la bienvenida con los brazos abiertas a un futuro esperanzador.
Entre tantas idas y venidas del colegio ayer me encontré con mi papá y le pregunté: – ¿Y si la vida te diera a elegir? – Te volvería a enseñar todo lo que te enseñé de niña, te hice humana hija, ahora anda a sacarte las zapatillas y a descansar – me respondió.