Quedarse en casa todo el fin de semana, descansa la mente y da calma

El nivel de carga personal que llevamos, nos ha empujado hacia una necesidad: la de vivir el momento, de gozar de nuestro espacio espacio personal  y de quienes lo habitan. La casa se ha convertido de nuevo en el refugio protector, acogedor y reconfortante, la gente quiere sentirse en casa.

Soltarse, relajarse, disfrutar de no tener que hacer nada, contrarrestar la ansiedad generada por el vértigo de la cotidianidad.

A esta tendencia se la ha bautizado como nesting y así como tiene adeptos, también ha generado controversia. No obstante, beneficios trae: podemos ahorrar, descansar como lo merecemos  y como nos provoca y disfrutar del hogar.

Está comprobado científicamente que la repostería es una maravillosa terapia contra la depresión; que plantar un jardín en casa o cultivar un huerto es terapéutico y reduce nuestros niveles de estrés, y que no hay nada que nos haga más felices que invertir nuestro tiempo y corazón en pasar momentos con nuestra familia. Inclusive, hasta aburrirnos en casa nos hace bien: nos hace más empáticos.

 

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