Crónicas de una principiante I
Por Lorena Salmón | 16 de febrero 2017Por Mariagracia Flores
Siempre hacia arriba y hacia adelante.
Yo funciono por impulsos. Es decir, la mayoría del tiempo mis impulsos son los que se apropian de mis actitudes mis palabras y mis gestos. He logrado controlar esa impulsividad gracias al yoga y durante los años; pero esa impulsividad me ha llevado a lugares buenos y a otros no tanto. Era muy «normal» en mi día a día que mi cara delatara cuando no podía estar cerca de alguien que no me caía bien o cuando simplemente no quería hacer «x» actividad (quizá aún lo siga haciendo) Todo me delataba y era esa impulsividad la que me generaba rechazo por los demás e incluso rechazo conmigo misma. ¿Porque la gente es así conmigo, si yo no les he hecho nada? Siempre señalando. Nunca tomando responsabilidad por mis propios actos. ¡Qué ingenuos somos al querer echar culpas! Será que realmente necesitamos siempre buscar más por dentro? ¿Escarbar bien hasta encontrarnos con nuestra propia esencia? Yo creo que si.
En el yoga hay una postura que se llama urdhvadhanurasana o más conocida como el arco. Es una postura que no solo necesita fuerza en los brazos sino en las piernas y hasta una pizca de equilibrio(digo, en mi humilde opinión). En el ashtanga yoga cuando hemos logrado hacer los arcos sin problemas pasamos a hacer backbends. Los backbends son esos movimientos que en conjunto con la respiración forman uno solo. {y que son terrorrrr
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}
De arriba parados, soltando los brazos hacia abajo y cayendo y; de abajo (en arco) subiendo la mitad del cuerpo hacia arriba. No solamente reta tu fuerza sino pone a prueba tu miedo, tu entrega y tu impulso(que tanto das o no das).
Debo aclarar que yo nunca tuve ningún problema con la espalda y a mi si me costó hacerlo pero no me cossstaaaaaaaroooonnnn así una infinidad, n
De cualquier manera, hace dos fines de semana escuchaba una entrevista que le hicieron a Laruga Glaser sobre los arcos general. Ella hablaba con mucho respeto pero dijo algo muy interesante: dijo que muchas veces muchas de las personas que tenemos la espalda abierta solemos ser personas que se expresan mucho, que pueden caer en la exageración, que expresan tantas cosas (en su mente, en sus actividades, en general) que nos cuesta mucho ponernos sanos límites. {¿¡SANOS LÍMITES!? YO NO CONOCÍA ESAS PALABRAS } Otra cosa interesante pero algo más física y real fue que; mientras más abierta la espalda, más problemas con la estabilidad (para otras posturas). Finalmente, es la gravedad haciendo su trabajo: la gravedad tirando hacia abajo, y de vuelta, nosotros luchando contra la gravedad para ir hacia arriba.
Con esto no solo quiero decir que mi impulsividad no sólo se ve manifestada por hechos reales y físicos en mi cuerpo sino también que si aún no hemos llegado es porque quizá está bien que tengamos los sanos límites que le ponemos a las cosas – porque igual la postura llega cuando tiene que llegar
En mi caso yo sigo luchando para encontrar estos sanos límites todos los días; pq mis impulsos noooo paran (pero ya están más controladitos) y que muchas veces en el pasado me han llevado a lugares oscuros: de relaciones turbulentas, dependientes, obsesivas y hasta trastornos de alimentación. Sin embargo, saber que soy consiente de mis miedos hace que hoy me sienta más cerca de mi esencia y al mismo tiempo; más cerca de mi propia libertad. 🕊
La práctica constante de verdacito nos cambia no sólo el cuerpo, pero también nos expande la mente: ES REAL!!
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