Alaska, el viaje hacia uno mismo.

Hace poco hice un viaje que me marco para toda la vida. Un viaje a un lugar remoto al que nunca hubiese pensado ir.  Un viaje que mas que hacia afuera, resultó siendo hacia dentro.
Estoy en un buen momento de mi vida. La meditación que hago hace ya dos años (casi) todas las mañanas me está dando calma y amplitud de corazón para recibir todo lo que llega y para saber reaccionar ante la adversidad y por eso digo que éste ha sido un viaje no hacia afuera, sino hacia adentro.

Confieso que con todo lo que tengo que hacer en Lima, no había pensado mucho en el viaje. Recién entendí que me iba a Alaska en el momento en que estuve sentada en el avión rumbo a Canadá para quedarnos unos días en Vancouver y luego tomar el barco que nos iba a transportar durante una semana, a la esencia de las cosas, al origen, a la madre naturaleza.
Hay algo que es definitivo y es que si no lo vives, no lo comprendes. Pocas veces he visto paisajes tan imponentes y tan naturalmente bellos, nunca antes he escuchado tanto el silencio.

(Casi) todas las mañanas me despertaba muy muy temprano y me iba a la parte de adelante del barco a meditar 20 minutos. El frío helado se convertía en mi aliado cuando conectaba con lo que me rodeaba y me sentía parte de un todo. He sido feliz no sólo porque he estado en un barco bello, con gente linda y con paisajes maravillosos. He sido feliz porque he podido conectar con algo más, con un entendimiento de lo que nos rodea y he aprendido a respetar tanto más la naturaleza al haberme topado con ella cara a cara.

No hay que viajar a Alaska para poder entender el vasto mundo que nos rodea, sólo hay que salir de los pensamientos y tareas que nos perturban y darle una oportunidad al universo para que pueda entrar y calar.  Hay que estar abiertos y dispuestos y el universo se encargara del resto. Lo prometo.

p.d Justo un dia antes de terminar el trayecto, leí un párrafo en La Autobiografia de un Yogui que fue de una hermosa precisión para el momento en el que me hallaba y lo comparto aquí para quienes quieren leerlo:

«Detrás de todas las manifestaciones fenoménicas yace el infinito, el Océano de Poder. Nuestras ansias de actividades mundanas matan el sentido de reverencia espiritual que yace en nuestro interior. La ciencia nos enseña a utilizar los poderes de la naturaleza, mas no por ello comprendemos que, en el fondo de todo nombre y toda forma yace una Vasta Vida. La perturbamos, por así decirlo, con el objeto de descubrir en qué formas podemos forzarla a servir a nuestros propósitos; hacemos uso de sus energías cuya Fuente permanece aún desconocida. En la ciencia, nuestra relación con la Naturaleza se asemeja a la que existe entre un arrogante caballero y su sirviente, o en un sentido filosofico, la Naturaleza se parece a un prisionero en el banco de los acusados. La interrogamos y contrainterrogamos, la desafiamos y pensamos minuciosamente sus datos en balanzas humanas incapaces de medir sus valores ocultos.
Y por otra parte, cuando el ser se encuentra en comunión con un poder superior, la Naturaleza obedece automáticamente sin violencia ni tensión alguna a la voluntad del hombre. Este natural dominio sobre la Naturaleza es considerado como un poder milagroso por el materialista incapaz de comprender tal fenomeno.»