Hora de jugar

Dirck Pajares  viene de Cajamarca, tiene 30 años, una carrera de ingeniería frustrada, y una vida plena dedicada a jugar, con sus manos, con su cuerpo, con su mente.   Ha hecho burbujas en las esquina de las calles. Nunca ha tenido vergüenza de ser malabarista y su ruta a la universidad no era en micro sino en monociclo.

De niño quiso estudiar ingeniería porque era la tradición de su familia  y porque su verdadero fin era poder desarrollar juguetes. De hecho cuando entró a la universidad tuvo la brillante idea de presentar como proyecto de tesis: juguetes de luz para malabares. La mala noticia es que no lo dejaron y la buena noticia fue que esa decisión universitaria lo llevaría a tomar la decisión de su vida: se encargaría a explorar el juego.

Años después y con una sabiduría que parece de alma vieja; Dirck maneja una empresa que brinda entretenimiento, es parte del show parte de la Unesco; Huacas, Burbujas & Rock and Roll, y es feliz padre de familia que se pasa la vida jugando. Y sí, puedes vivir con eso y ser feliz.

Por eso, conversamos con él sobre la importancia del juego en nuestras vidas , y no sólo de niño, sino también de adultos.

¿Cuál es tu consigna de vida?

Que las cosas sean más interesantes. He podido ir aprendiendo eso a través del juego. Porque jugar es más esencial que un fin,  es estar presente. Es el momento donde uno usa el tiempo. El juego es una cosa que a ti mismo te da energía para seguir , cuando más te diviertes estás más libre de todo, empiezas a jugar y no quieres parar.

¿Por qué los adultos dejamos de jugar?

Por flojera. Por subestimar el juego. Pero todos los niños saben jugar  y todos hemos sido niños alguna vez así que si ahora no jugamos es por pereza.

¿Cómo curamos a un adulto que no sabe jugar? 

Dándole a entender que el juego está en todas partes. Si bien no todo es material de juego, siempre podemos abordar cualquier tema de una manera lúdica. Pero ahora todos andan tan ocupados que no se dan tiempo ni para darse cuenta. Cuando voy a cumpleaños siento que los padres nos contratan para ellos tener un tiempo libre y ponerse a tomar con sus amigos. Pero no, es responsabilidad del padre jugar con su hijo. Y claramente un adulto que no sabe jugar es un adulto que de niño no jugó con su padre.

Pero si al padre le falta tiempo…

Un niño saludable es un niño cuyos padres han tenido tiempo para jugar con él. Un niño saludable no puede crecer con sobras. Es gracioso cómo se enfoca ahora el asunto: el padre se siente libre porque puede comprar más cosas o porque puede tener la libertad de darle más a su hijo, pero no hay nada más valioso que un tiempo presente.

¿Cuáles son las reglas inquebrantables de cualquier juego?

Sólo una y  tiene que ver con los límites que amplían. No deben haber ningún tipo de límites en seguir jugando y dejar que el juego tome forma.

¿Cuántas horas de juego debe tener un niño?

Todas las que se puedan.

¿Qué juegos desarrollan más vínculos entre padres e hijos?

Para niños pequeños,  los de tacto, lo primitivo:  el baile, el tocar  algún instrumento, cosas que sirvan para establecer un una comunicación con el niño. Para niños más grandes, lo que importa es observar  a tus hijos, pero siempre funciona la  música, el ruido, la  tolerancia a lo que no se sabe.

Por último, ¿qué crees que tiene las burbujas de especiales para niños y grandes?

Porque son efímeras y frágiles como la vida. Es curiosa la reacción que generan es completamente diferente si se trata de un niño o un adulto. Los niños quieren que las burbujas se vayan lo más rápido posible, las quieren reventar. Los adultos, las protegen, quieren cuidarlas, mantenerlas que sean eternas.

 

 

 

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