Cómo aceptar el fracaso

Todos le tememos y cuando nos sucede, lo escondemos. Nos da verguenza aceptar que fallamos. A pesar de que el fracaso es absolutamente natural y necesario, le tenemos terror. A nadie le gusta que lo llamen fracasado.

No obstante, fracasamos a lo largo de nuestra vida incontables veces: en el amor, en algún trabajo, en un proyecto. Lo hacemos regularmente y no morimos por eso.

Aproximarnos al fracaso desde la mirada del mindfulness nos permite tener herramientas que nos preparan para lidiar con éste de  una manera más saludable.

1. Todos fracasamos en algo: tus padres, tu hermano, tu profesor del colegio, tu mejor amiga y su novio. Hablar del fracaso y normalizarnos es nuestro deber para procesarlo mejor; mostrarnos vulnerables nos hace más fuertes y sentirnos apoyados, nos hace mejores. De ahí que existan las Fuck Up Nights donde los invitados cuentan sus historias de fracaso.
2. No todos sentimos el fracaso igual, ni existen fórmulas del fracaso: cada uno vive la experiencia desde su propio pellejo. Un estudio comprobó que las mujeres y los hombres experimentan el fracaso en los negocios de una manera diferente. Al hombre le toma un año recuperarse y aventurarse en un nuevo proyecto mientras la mujer pospone nuevos proyectos por más tiempo.
3. El camino al éxito no es inmediato, ni tiene por qué serlo.